Conrad. Lord Jim. Hablan Marlow y Jim, el pobrecito soñador, y lo hacen de viajes sin retorno, de olvidar, de largarse dando un portazo, de convertirse en una persona que no haya existido con anterioridad, de todas esas fantasías de la culpa, el remordimiento, el desasosiego y la incomodidad con uno mismo… al tiempo que JIm hace su pequeño equipaje de cualquier modo:
«Vi caer, revueltos con los demás, tres libros de, dos pequeños, de oscuras cubiertas, y otro voluminoso, de encuadernación verde y otro: una edición barata y completa de Shakespeare.
–¿Usted lee eso? –le pregunté.
–Sí –me contestó precipitadamente– es lo mejor para levantar el ánimo de cualquiera.»
*** La ilustración es un dibujo de Céar Llaguno.
Cada uno en su camarote en su bitácora
Con la nostalgia el rencor a esta puta vida ingrata
Con el deseo de no pensar bien satisfecho
La soledad como bálsamo de quemazos
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